sábado, 6 de abril de 2024

1. Presentación

Me llamo Emilio Martínez, tengo 73 años y me dispongo a dar la vuelta al mundo partiendo desde la ciudad en la que vivo, Madrid, en donde espero iniciar mis aventuras el próximo día 14 de abril, domingo, en un vuelo que tengo reservado.

Me llamo Emilio, aunque mis amigos más cercanos suelen llamarme Milu, y quiero que ustedes, los lectores de este blog, me acompañen en este viaje a punto de comenzar, cuya duración estimo en torno a los tres meses, 90 días, un poco por encima de los 80 en que lo hicieron los protagonistas de la famosa novela de Julio Verne. Como soy un tipo bastante ordenado (o más bien ordenadito), pues he pensado en escribir tres posts antes de partir, uno presentándome yo, otro explicando el viaje y un tercero incidiendo en los aspectos más literarios de este proyecto. Vayamos, pues, con mi presentación. 

1.- Como les he dicho más arriba, tengo 73 años y ese es un dato clave. El castellano reserva una serie de sufijos muy cuidadosamente elegidos para definir las características de las diferentes etapas de la vida. El primero de ellos es añero: quinceañero, veinteañero o treintañero son vocablos que sugieren una cierta ligereza, una vitalidad, una energía absoluta, incluso una especie de cualidad grácil. Uno piensa en un veinteañero y lo imagina dando brincos, flotando en el aire como si levitara, disfrutando de una alegría infinita, bebiéndose la vida a grandes tragos.

Llega entonces el segundo sufijo, el aumentativo on: cuarentón, cincuentón, palabras que vienen a caracterizar a un tipo ya estabilizado, serio, reflexivo, sedentario, grandote, un poco coñazo. Pero lo peor está por venir, porque para las siguientes décadas aparece el sufijo genario. Los adjetivos sexagenario, septuagenario y octogenario parecen sugerir una especie de animal antediluviano, que se mueve despacio, que se gira en bloque porque los músculos del cuello ya no le permiten otra cosa, que circula apenado por la vida con la mirada perdida y un cierto aire de autómata. En esa franja es en la que yo ando, o debería andar. 

2.- Arriba a la derecha tienen un amplio perfil de mi persona, que bastaría para presentarme, pero sobre el que quiero puntualizar algunas cosas. En primer lugar, como coruñés, tengo algunos rasgos definidos. Los coruñeses somos gente realmente especial, porque, sin perder las cualidades típicas de los gallegos, tenemos también un punto señorito, sibarita, exquisito, vividor. Somos dandis, nos gusta vivir bien, nos gusta vestir bien, nos gusta la buena comida y también las mujeres atractivas, a las que solemos acercarnos con un enfoque seductor, siempre respetuoso, digamos de smooth operator. De un gallego se dice que no se sabe si está subiendo o bajando la escalera cuando te lo encuentras en el descansillo. De un coruñés, es difícil discernir si está hablando en serio o te está tomando el pelo. Yo empiezo por no tomarme muy en serio a mí mismo. Quizá sea momento de ponerles una foto mía actual.

3.- Tengo dos hijos de poco más de treinta, que se ganan la vida por sí mismos en plazas tan difíciles como Londres y París y además son muy buena gente. Por generación, digamos que son los típicos millenials y se entienden conmigo todo lo bien que un millenial se puede relacionar con un boomer, porque eso es lo que yo soy: un genuino boomer. En mi cumpleaños 73, que celebré con ellos en Lille, a medio camino entre Londres y París, me prepararon una tarta cuyas velitas mostraban un 18, porque dicen que sigo teniendo alma de teenager.

4.- Respecto a mi faceta de runner, he de decirles que en mis años de juventud fui corredor de maratones, de los de verdad (42 kms), que llegué a correr diez de estos maratones, entre ellos el de Nueva York, y que los terminé todos. Y que conseguí una mejor marca de 3 horas 17 minutos, que para un amateur no está nada mal. Dejé de correrlos cuando empecé a superar las cuatro horas. Esto es algo que resulta agotador, además de la desmotivación que te induce el hecho de llegar en medio de todos los gordos del furgón de cola que alcanzan la meta echando el bofe.

Seguí después corriendo carreras populares de 10 kms durante muchos años, disciplina que, igualmente, dejé cuando empecé a superar la hora de carrera, lo que suponía no sólo entrar con todos los gordos, sino que encima las botellas de agua, bebidas energéticas, plátanos y regalos diversos que te entregan en la meta, se hubieran acabado y te quedases con tres palmos de narices. Estuve todavía un tiempo bajando a entrenar al Retiro, buena costumbre que he dejado el pasado mes de noviembre, sin que tenga claro si es de modo definitivo o no.

5.- Lo de novelista premiado es cierto: gané el Premio Encina de Plata de Novela Corta de 2009, por el que me dieron 6.000 euros, más una edición modesta del libro correspondiente, de 400 ejemplares, la mitad de los cuales hube de recomprar al editor para regalarlos por la calle. Alguien tuvo la idea de decirme que, con lo bien que escribía narraciones cortas (short stories), por qué no me animaba a hacer una novela larga. Me puse a ello, me esforcé durante dos años, sufrí como un pollo en una granja de cría intensiva, para al final parir una novela que me salió muy larga, y que circulé infructuosamente por diversas editoriales, sin que nadie se interesara por ella. Entonces comprendí que lo mío era el tamaño corto y me pasé a los blogs.

6.- Llevo tres años jubilado, después de trabajar casi cuarenta en el Ayuntamiento de Madrid, siempre en tareas relacionadas con el urbanismo y la planificación urbana. Durante buena parte de mi carrera administrativa me dediqué a la difusión de los proyectos, la comunicación y la participación. En especial me encargaba de recibir a todas las delegaciones extranjeras que venían a Madrid a interesarse por nuestros proyectos, tarea que sigo desempeñando después de jubilarme, aunque de forma más esporádica, como free lance. Mi actividad difusora de los proyectos de Madrid me ha llevado a dar clases y conferencias en Nueva York, Londres, París, San Petersburgo, Bruselas y otras capitales. 

7.- Desde que me jubilé a los 70 años, he iniciado dos actividades nuevas para mí: la guitarra de blues y el yoga. En cuanto a la guitarra, dice mi maestro Henry Guitar que soy muy indisciplinado y así no voy a ninguna parte. Tiene razón. La cosa es que tengo una clase semanal y hasta ahora no he encontrado la regularidad y la rutina para practicar en casa, entre clase y clase, de manera sistemática. Si no lo hago, no voy a pasar del lugar en donde estoy. Tal vez a la vuelta del viaje me lo tome más en serio. En cuanto al yoga, dice Nacho mi maestro de Ashtanga, que en sus veinte años de academia es la primera vez que aparece por allí un tipo de más de setenta intentando iniciarse en una disciplina tan difícil sin haberla practicado antes. En cualquier caso, el blues y el yoga forman ya parte de mi vida.

8.- No tengo abuela. Supongo que ya lo han notado. Qué quieren que les diga. Con los 73 cumplidos, ya no me siento obligado a andarme con falsas modestias, de raigambre monjil y farisea: las cosas que he contado más arriba son ciertas y verificables por ustedes y no veo por qué no habría de sentirme orgulloso de todas ellas. Y no tengo abuela, cierto, pero soy bastante autocrítico. Sin embargo, el objetivo de este texto no es darme pisto o jactarme de nada (jactarse, una palabra tan fea como su significado), sino que ustedes sepan con quién se juegan los dineros y que capten mi cualidad principal: la dispersión, la transversalidad, la pasión compulsiva de picar de todas las flores, la curiosidad por toda clase de materias. Soy una persona que se interesa por todo, que sabe de todo. Pero sabe poquito.

A este respecto, creo que el mundo se divide entre especialistas y humanistas. Los especialistas saben sólo de una cosa, pero saben mucho. A mí, cualquier especialista me da cien vueltas en lo concerniente a su especialidad (y esto incluye al urbanismo, con el que me he ganado la vida mucho tiempo). Los humanistas, en cambio, sabemos un poquito de cada materia y eso nos permite relacionar unas materias con otras y situar contextos, porque todas las materias del conocimiento humano están conectadas. Cuando estaba en activo y me invitaban a participar en algún congreso, siempre me pedía intervenir el primero, para fijar el contexto. Después venían los diferentes especialistas a desarrollar cada uno su tema. Yo tengo la curiosidad de un gato, a mí me interesa todo. Bueno, casi todo. No me interesa especialmente la ópera, ni el golf, ni el turismo masivo de agencia, una actividad que me parece muy tóxica para las ciudades, en especial los cruceros, que son uno de los inventos más horribles de la Humanidad.

Con esa excepción creo que cualquier campo del saber humano tiene interés y merece ser explorado. A mí me gusta la literatura, el cine, la historia, la geografía, la filosofía, la sociología. Y la música, por encima de todo. Además, eso de ser especialista es muy aburrido, el especialista tiende a reunirse con sus colegas de especialidad para hablar de lo suyo de modo obsesivo, gremial y excluyente. Lo hacen los arquitectos, los médicos y los tratantes de ganado. Decía Karl Marx que el especialista es un tipo que, a fuerza de profundizar en lo suyo, termina por saber todo de nada. La única materia en la que me puedo yo considerar un poco experto es el rock y el blues.

Para terminar este retrato he de hablarles de dos personajes clave en mi vida en este momento. El primero es mi gato. Se llama Tarick Marcelino Martínez y tiene cerca de dos años. El nombre tiene su historia. A Tarick me lo consiguió mi amiga portuguesa Tato que cría toda clase de animales en su tierra y que, sabiendo que yo quería un gato, me enviaba distintos vídeos de animalitos que no me sugerían nada. Con Tarick el flechazo fue instantáneo. La telefoneé para decirle que me lo quedaba y le pregunté cómo se llamaba. Tarick Marcelino –dijo. ¿Pero qué mierda de nombre es ese? –le pregunté. Es que ahora mismo, a mí me gustan dos tíos, uno es marroquí y se llama Tarick y el otro es español y se llama Marcelino. Pero yo podré cambiarle el nombre ¿no? ¡Claro! Es tu gato y tú lo llamas como quieras.

Empecé entonces a pensar en posibles nombres. En esas estaba cuando mi hijo Kike intervino con decisión en el debate: –Papá, Tarick-Marcelino, como nombre de gato, es brutal; yo creo que no se lo debes cambiar. Le hice caso e, incluso, a la hora de hacerle la cartilla veterinaria, lo inscribí como Tarick Marcelino Martínez. Y la verdad es que el animalito hace honor a su nombre. Es cariñoso, travieso, confiado, divertido, observador, empático. Y muy expresivo en sus demandas. Por ejemplo, cuando pide comida. Lo cierto es que está un poco gordo y lo tengo moderadamente a dieta. Y, cuando ve que pasa el tiempo y no le relleno el cuenco, su demanda se vuelve tan desesperada que se viene arriba y se lanza a maullar con acento gallego, en un grito que podría traducirse como: ¡¡¡PERO CANDO SE COME NESTA CASA, CARALLO!!! Además es muy guapo, como pueden comprobar en estas imágenes.


El otro personaje clave es la mujer de la que estoy perdidamente enamorado. Se llama Samantha Fish, tiene 35 años, es de Kansas City (Missouri) y actualmente es una de las mejores guitarras de blues del mundo. ¿Cómo dicen? ¿Que ese es un amor imposible? Por supuesto, pero es que los amores imposibles son los más auténticos, estarán de acuerdo conmigo. Descubrí a esta mujer al comienzo de la pandemia y cada vez me gusta más su forma de tocar la guitarra, de cantar, de componer y de ser.

Les diré que ya he ido a verla a cinco conciertos en sus escasas giras por Europa. La he visto en Cazorla, Jerez de la Frontera, Bruselas, París y Bexhill on Sea (Gran Bretaña). Y he conseguido encontrarme con ella para charlar un rato, como atestiguan las fotos de abajo. ¿Cómo lo he hecho? Pues en Jerez me acerqué al backstage y les dije a los de seguridad que le informaran que en la puerta estaba un septuagenario que había conducido desde Madrid siete horas para verla. Inmediatamente me hizo pasar. Una vez que supo que existo, en las siguientes ocasiones la cosa ya fue más fácil, bastó que le dijeran que afuera estaba su segundo mejor fan español, un chiste privado entre ambos, que le reserva el primer lugar a mi amigo Dani, tan enamorado de ella como yo. Vean una foto actual de la chica y las dos mejores que tengo con ella.


Foto tomada después del concierto de Jerez, agosto de 2022.

Esta otra corresponde al concierto de noviembre pasado en Bexhill on Sea

En el siguiente post les explicaré el por qué y las características de este viaje que estoy a punto de emprender y al que les estoy pidiendo que me acompañen. Una aventura única, personal, disparatada y de desarrollo incierto, que puede acabar bien o mal (lo que introduce un puntito de suspense), pero que no se parece a nada que haya hecho ninguna otra persona en el mundo. Hasta aquí ya han podido captar algunas señas de identidad de este blog. Por ejemplo, yo les voy a tratar siempre de usted. Es marca de la casa. Si entran a hacerme comentarios (algo que pueden hacer libremente), ustedes pueden tratarme como les dé la gana. En inglés, por ejemplo, no existe diferencia; se usa el you para todo. En francés lo normal es vouvoyer; sólo con gente con la que tienes mucha confianza puedes tutoyer.

Otro tema diferencial: para seguir mi blog no les viene mal saber un poquito de idiomas: inglés, francés y hasta italiano, porque una de las cosas que más me gustan son las diferentes lenguas y los juegos con el lenguaje. Pero eso no debe constituir un problema para unos políglotas contrastados como ustedes: este blog está pensado para ser leído en pantalla y existe un maravilloso traductor de Google en caso de que necesiten recurrir a él. Pero entre todos los lenguajes, el más universal es el de la música y yo les voy a dejar de despedida un vídeo de Samantha Fish en directo, de hace nada menos que nueve años. Para que vean cómo se desempeñaba ya por entonces esta chica. Es una versión del clásico de Howling Wolf Killing Floor, en la que la chica no se esfuerza especialmente en cantar, porque es un tema que todo el mundo se sabe. En cambio, concentra sus energías en hacer un punteo estratosférico de guitarra que, literalmente, termina por levantar a la gente de sus asientos. Pongan la pantalla grande y véanlo. Que tengan buen día.

12 comentarios:

  1. Le felicito por su decisión, típica de una persona joven de espíritu y aún no demasiado pasada de rosca desde el punto de vista físico. No obstante, y a pesar de su carácter abierto y dispuesto a dialogar, incluso con las piedras que se encuentra por el camino (estoy seguro de que, con animales y plantas, ya lo hace), nunca viene mal llevar cerca algún passepartout de ocasión, o siquiera un lazarillo, no por considerar a Vd. ciego, pero sí para tener alguien en quien derramar sus afectos, diferente a su apreciado Sr. Martínez, al que ha de dejar en manos de su amistosa Lybia. Por eso le sugiero que convenza a Samanta Pescadilla para que emprenda una gira artística alrededor del mundo, con lo cual lograría Vd. hacer lo mismo en calidad de fan, matando, por así decirlo, dos pájaros de un mismo tiro.

    En cualquier caso, y salvando la broma, las expresiones más o menos certeras y los seudónimos accidentales, le deseo un periplo con escasos, o nulos incidentes desagradables.

    Ya irá Vd. comentando sus peripecias con el gracejo al que nos tiene acostumbrados.

    Suerte, vista y... ¡al toro!

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    1. MI querido Ateo Piadoso, me llena de orgullo que estés aquí el primero, dispuesto a seguirme en esta aventura. Tus comentarios siempre serán bien recibidos en el blog, como textos que elevan el nivel de esta tribuna con una prosa mucho más compleja que la mía. Un abrazo, amigo.

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  2. Si su admirada Samantha Fish tiene 35 años y esa grabación es de hace 9, quiere decir que tenía entonces 26 y estaba en su pleno esplendor de veinteañera. Un ejemplo perfecto de su teoría sobre los sufijos que aluden a la edad. Pero el talento es independiente de la edad, viene de serie. Que tenga usted buen viaje.

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    1. Pues de entrada demuestra usted que sabe sumar y restar. El talento de esta mujer es el resultado de mucho trabajo y no contentarse con quedarse en niveles intermedios. Sam busca la excelencia y la consigue sin aparente esfuerzo, pero detrás hay horas y horas de ensayos. Le agradezco su comentario, quien quiera usted que sea.

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  3. Milu deseando leer el segundo que veo ya me llegó De momento tema Autoficcion moderado.
    Bsssss

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    1. El tema de la autoficción ya lo desarrollaré un poco más en sucesivos posts. Besos.

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  4. Pues Emilio, qué puedo decirte... Que creo que me lo voy a pasar muy bien leyendo tus aventuras, y que me voy a reír mucho. Ya he empezado

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    1. Ese es mi objetivo, que los lectores se diviertan y pasen un buen rato. Gracias por seguirme. Un abrazo.

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  5. Buena presentación

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