martes, 9 de abril de 2024

2. El viaje

Bien, mi primer post ha tenido un éxito grande, como pueden ver en el contador aquí a la derecha. Se han superado ya las 100 visitas, nada mal para un blog que empieza. La verdad es que llevaba preparando esto un tiempo, aunque esta última semana he estado atareadísimo atendiendo a los estudiantes de un máster de Desarrollo Urbano de la Universidad París 8, adonde fui a darles una clase en febrero y ahora han venido de viaje de estudios, guiados por su profesor, mi amigo Alain Sinou. He estado cinco días de allá para acá, hablando en francés con ellos y algunos días prolongando la cosa hasta la cena. Pero se han ido encantados y felices. Les cuento esto para que vean en que tipo de actividades ando en mi deriva de jubilado activo. El último día, algunas chicas del grupo quisieron hacerse una foto conmigo, para guardarla como testimonio de su semana en Madrid. Y ya saben que a un presumido como yo estas cosas no hace falta pedírselas dos veces.

La chica más blanca es iraní, la de la izquierda es de origen somalí y la de la derecha de Benín. Las tres se están formando en París, y son muy brillantes. Ya ven que, a veces, no necesito irme de viaje por el mundo, porque ya el mundo viene a buscarme a Madrid, es lo que tiene ser un road runner. Pero yo les había prometido explicarles cómo va a ser este viaje de vuelta al mundo que estoy a punto de iniciar, un segundo texto de introducción al blog, que me parece necesario que lean. Porque esto no se parece a ningún otro viaje, al menos del que yo tenga noticia. Veamos sus características diferenciales.

1.- Afronto mi aventura completamente solo. Sin ningún acompañante y sin ningún apoyo de agencia de viajes o similar. Por mis propios medios. Es el viaje de un solitario como yo. Una vez colocado el gato (que se lo va a pasar en grande en casa de mi amiga África), me convertiré en un viajero solitario. Es decir, que mi vida reglada de jubilado, con mi casa, mis armarios, mi estantería de libros, mis discos de vinilo, mi barrio con los bares y tiendas donde todos me conocen, mis cines Ideal adonde puedo subir andando, mis clases a horario fijo de yoga, de inglés on line o de guitarra de blues, todo eso queda en suspenso y paso a ingresar en una especie de burbuja flotante, como esas que hacen los titiriteros con jabón, sustentada en un equipaje mínimo, un ordenador portátil, un teléfono móvil y algunas tarjetas de crédito. Listo para flotar por el universo libre de ataduras. Es decir, que por un tiempo me voy a convertir en otra persona, en una transformación, digamos, casi ontológica.

Pero es así como se debe emprender un viaje, lo contrario es hacer turismo y yo no soy un turista, sino un viajero, uno de esos hopeful wanderers de los que habla Bruce Springstein, al albur de por donde vayan soplando los vientos. Además, si no estuviera solo, no podría hacer nunca un viaje como este. ¿Se imaginan que yo tuviera una pareja y le propusiera algo así? Por descontado que levantaría la punta de la nariz y proclamaría a voces que no pensaba venirse conmigo e inmediatamente empezaría con la labor de zapa: ¡¡El Mundo!! ¿Pero a ti qué se te ha perdido en El Mundo? ¡¡A tu edad!! Con lo bien que estamos aquí tranquilos en casa. ¿Acaso te falta de algo? Ya saben de qué les hablo.

La soledad es una situación vital que tiene sus inconvenientes y sus ventajas. Entre los primeros la tristeza de despertarse a media noche, echar una mano instintivamente al costado y no encontrar un culo hogareño y hospitalario. Pero hay también ventajas: las decisiones se adoptan por unanimidad y sin debate alguno. Mayoría absoluta. Y, entre las ventajas, la posibilidad de emprender un viaje como este. Ya lo dejaron sentado tanto Herodoto como Jenofonte: el verdadero viajero ha de afrontar sus aventuras solo, y lo mismo Camilo José Cela cuando emprendió su Viaje a la Alcarria, para mí sin duda su mejor libro. También está de acuerdo Samantha Fish, como van a ver. Mi adorada Sam publicó en 2021 un disco con un sonido que se acercaba bastante al pop, que incluía esta canción: Better be lonely, mejor estar solo. En la gira de ese disco la acompañaba la baterista Sarah Tomeck, que en directo es una bomba y que además le hacía una segunda voz fabulosa. Poder femenino a tope. La canción es cortita, como mandan los cánones del pop. Vean el vídeo.

2.- Este es un viaje que va a transcurrir enteramente por ciudades. A mí en el campo no se me ha perdido nada. Aprecio los paisajes bonitos y las panorámicas vistosas, pero yo luego, si puedo, me vengo a dormir a la ciudad. La ciudad es la cumbre de la creación humana, el lugar donde el hombre se siente más libre, donde se puede disfrutar del anonimato sin tener que soportar el control social del medio rural. Por eso todo el mundo se quiere ir a la ciudad y abandona el campo. Yo me muevo en las ciudades grandes como pez en el agua. Soy feliz sólo con caminar entre la gente, los escaparates, las farolas, los buzones de correo, los autobuses, los taxis, los pasos de peatones. En cambio, en el campo, me desoriento rápido, me da miedo de torcerme un tobillo y de que me piquen los mosquitos y otros bichos repulsivos. Si me soltaran en paracaídas en una ciudad desconocida, no tardaría ni diez minutos en saber dónde me encuentro, entender el plano de la ciudad y cómo funcionan los sistemas de trasporte público y, en definitiva, encontrar mi camino. En cambio, si me soltasen en el campo podría llegar a pasar verdadero terror.

El caso es que yo he sido siempre así, nací en el centro de La Coruña y crecí entre billares y futbolines. Cuando vine a Madrid, años 70, era tiempo de mucho rollo hippy y yo estaba en una panda en la que gustaban mucho de salir los fines de semana al campo. Había una chica que siempre lo anunciaba alborozada: ¡¡¡Que nos vamos al campirri!!! Y yo ya me quedaba jodido. Qué pesadez coger un coche para hacerte tropecientos kilómetros sólo para disfrutar del maldito campirri. Y luego volver, soportando un atasco gigantesco. Con lo que me gustaba a mí levantarme tarde, desayunar sin apuros, luego salir a pasear, comprarme El País Dominical en papel y subirme al Retiro a leerlo en un banco. O deambular por El Rastro antes de tomarme un vermú en La Bobia, o un manzanilla en La Venencia. Pues nada: al campirri. Así que ya lo saben: este es un viaje exclusivamente por ciudades, cuanto más grandes mejor.

3.- Aunque soy un solitario (es decir, que no me asusta ni me agobia la soledad), lo cierto es que soy un solitario sociable, para nada huraño. Y voy haciendo amigos por todas partes. El objetivo central de este viaje es precisamente visitar ciudades en las que tengo un amigo o algún contacto. Han de saber que en mis últimos años como funcionario del Ayuntamiento, me dediqué a conectar Madrid con diversas redes de ciudades: C40, Metrópolis, 8/80, Eurocities y otras. Me malicio que el Ayuntamiento del recién casado señor Almeida no está muy interesado en mantener el contacto de Madrid con estas redes y, sin embargo, yo hice un montón de amigos por esos mundos de Dios, que son los que me dispongo a visitar.

Cuando estaba a punto de jubilarme, y dentro de ese vértigo que te entra de hacer muchas cosas porque tienes miedo de aburrirte cuando dejes el trabajo, yo ideé este plan de dar una vuelta al mundo visitando a mis amigos y así se lo adelanté a varios. El problema es que, cuando la jubilación por fin llegó, estábamos en plena pandemia y hube de aplazar el tema. Mi primer plan era llegar a la costa asiática a través de Rusia y China pero, en la situación actual de guerra, no es muy prudente ir a Rusia, suponiendo que te dejen entrar, porque luego tal vez te impidan salir y te manden al gulag, o bien te utilicen como rehén para intercambiarte por algún gangster de la mafia rusa encarcelado en Occidente. Ahora han sido mis hijos quienes me han animado a retomar el proyecto, por una ruta diferente que ya se irá desvelando en el blog.

El problema es que por esta ruta alternativa no tenía demasiados contactos, lo que me llevó a asumir que podía incluir también ciudades en las que no conociera a nadie. Lo que pasa es que, como no soy capaz de estar callado, le he empezado a contar el plan a todos mis conocidos y muchos de ellos me han aportado nuevos contactos: pues yo tengo una amiga en no sé donde, pues mi hermano trabaja en una ONG en la ciudad X. Así que mi red inicial de amigos y contactos se ha vuelto más tupida, gracias a las aportaciones de mis hijos, mis amigos y mis conocidos, de forma que prácticamente en todos los lugares que voy a visitar conozco a alguien, en sintonía con el plan inicial. Incluso me ha llegado un contacto a través de mi gato Tarick Marcelino (ya sé que no se lo creen, pero comprobarán en su momento que no les miento).

4.- El objetivo del viaje es ver en su ambiente a una serie de personas, para estrechar lazos con ellos y que me cuenten qué es lo que más les gusta de su ciudad, cuáles son sus barrios preferidos, sus parques o sus bares y tener así una perspectiva diferente de la del simple turista. En consecuencia, mi plan es no estar en general más de cinco días en cada plaza. Para no dar el coñazo a mis anfitriones sucesivos. Ya saben el dicho: el huésped y la pesca, al tercer día apestan. Pero cuadrar un programa como este es algo muy difícil. La mayoría de mis contactos son grandes viajeros, se mueven mucho por trabajo y, a medida que se acerca el mes de julio, también se van de vacaciones. Esto es como encajar un Tetris gigantesco. Finalmente, algunos de los amigos que pensaba visitar en el proyecto inicial se han acabado por caer del cartel: compaginarlos a todos era una tarea imposible.

5.- Pretendo viajar con un equipaje minúsculo: una maleta de mano y una mochila, otro de los grandes retos del viaje. ¿Por qué? Por supuesto, por comodidad, pero también porque me da mucho miedo facturar. En un viaje de este tipo, con compañías aéreas como las asiáticas, es muy probable que te pierdan la maleta. Que llegues, es un decir, a Bangkok y te hayan mandado la maleta a Honolulú. En tales casos, la maleta la recuperas siempre, pero a menudo te tarda cinco días o más. Es decir, que la recuperas cuando ya te estás yendo de la ciudad en cuestión. El reto del equipaje escueto comporta cosas como tener que deshacerte de algunas prendas que te empiecen a sobrar porque aprieta el calor, o comprar otras sobre la marcha, porque tienes frío. Y desde luego, usar las lavanderías. Los asiáticos son los reyes del laundry: te devuelven las camisas perfectamente planchadas, en su percha y con una pajarita de cartón de colores vivos en el cuello.

6.- Por otro lado, la cantidad de temas que comporta un viaje como este y que han de ser preparados con cuidado, es infinita. Medicinas, seguros, visados, descarga de mapas en el móvil para no tener que usar tus datos para el Google Maps, tarjetas que te permitan sacar dinero en los cajeros sin que te estafen. No quiero aburrirles con el detalle de todo esto pero, por ejemplo, he de dejar hecha la Declaración de Hacienda, para lo que voy bastante justo, porque me voy el 14 y los borradores no se han abierto para consulta hasta el día 3. Más dejar la casa al cargo de alguien que se ocupe de pasar de vez en cuando a echar un vistazo y regar las plantas. Para no olvidarme de todas esas cosas, he abierto un cuaderno en el que las voy anotando, como buen ordenadito que soy. Y le he diseñado una portada ad hoc, que para eso soy arquitecto. Aquí pueden verla.

7.- Por último, un viaje como este supone pasar muchas horas en hoteles, aeropuertos y las propias horas de vuelo. Conozco gente que no soporta ese tipo de ambientes, que odia los hoteles y los aeropuertos con sus trámites interminables. No es mi caso, a mí me gustan los hoteles, incluso en determinados países del tercer mundo el hotel es un refugio frente a la presión exterior. Los vuelos son lo menos llevadero, con el añadido del jet-lag. Pero en los aeropuertos suele haber WiFi gratis y eso permite muchos entretenimientos. Además, voy a comprarme una priority pass, una tarjeta que te permite entrar en la zona VIPS de los aeropuertos, descansar en ambientes tranquilos y confortables y desayunar o comer por poco dinero.

Pero no hay que olvidar que yo voy a encontrarme con gente que tiene sus trabajos, su familia y sus ocupaciones. Si mi anfitrión de turno, llegadas las siete de la tarde, quiere continuar la velada hasta la noche, estupendo. En caso contrario, yo me retiraré a mi hotel (qué voy a hacer solo por la calle en una ciudad desconocida). Y ¿a qué se creen ustedes que me voy a dedicar en el hotel? Exacto, han acertado: a escribir para el blog. O sea que todo queda compensado. Aquí no se da puntada sin hilo, dentro de lo que cabe todo está previsto y el blog cumple una función esencial para mí, como elemento de equilibrio vital y anclaje a mis rutinas suspendidas hasta que regrese. Para terminar, les quiero precisar una cosa.

                Esto no es un libro de viajes
                Esto no es un diario
                Esto no es un reportaje periodístico sobre mi aventura                          
                Esto no es un cuaderno de bitácora
                Esto no es una guía turística para que ustedes la usen en potenciales viajes. 

No es ninguna de esas cosas y a la vez es un poco todas ellas. En realidad, este es un viaje al interior de mí mismo. Salgo a la aventura, a lomos de la amistad y la música, en busca de algo que me ayude a conocerme mejor, casi como una especie de psicoanálisis. Algo así hizo el aristócrata Xavier de Maistre en el siglo XVIII. Habiendo sido confinado en su casa sin poder salir, como castigo por haber participado en un duelo a espada, el tipo se puso a escribir y parió un libro muy curioso: El viaje alrededor de mi habitación (1794). Yo lo he leído y no sé si recomendárselo, es bastante aburrido. En resumidas cuentas, con la excusa del viaje yo voy a aprovechar para compartir con ustedes todo lo que me vaya pasando por la cabeza. Contar el viaje, sí, pero también, hablarles de mi gato, del Deportivo de La Coruña o de mis recuerdos de veterano. Y por supuesto de Samantha Fish. Por algo se llama este blog The Road Runner Trip, el viaje del Correcaminos. No lo olviden.


10 comentarios:

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    1. I think I know who you are and I love that you follow me. It's a honor for me.

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  2. Deseo que disfrutes mucho de esa soledad que reivindicas y tengas feliz y muy provechosa circunvalación. ¡Pobre Tarik Marcelino!.Te echará mucho en falta. Todos, estoy seguro, esperamos impacientes tus noticias y aventuras, cual Quijote sin Sancho.

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    1. Gracias amigo Alfred. Tarick Marcelino lo va a pasar en grande, quien lo va a echar de menos soy yo.

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  3. Bueno Milu. Reencontrándome con tus escritos de antaño. Un placer. Así como fue un placer el otro día la comida. Estoy en la playa. Disfrutando que no queda otra. Por si no lo sabes JOU se cayó. Nada grave gracias no se a que’ pero suerte tuvo. Bsss a lot

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    1. Disfruta de la playa, dentro de un mes ya va a hacer demasiado calor.

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  4. Emilio, esto promete...

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    1. Espero estar a la altura de tus expectativas. Besos.

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  5. Cuando te leo me parece que mentalmente, estás listo para este viaje.
    A ver, ahora,todo lo que va a pasar y que tu no has previsto !
    Buen viage !
    Alain

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    1. Querido Alain, los imprevistos ya han empezado, algunos para bien, otros no tanto, pero los voy intentando gestionar. un abrazo.

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